Sobresaliente para el árbitro de El Gran Derbi, Munuera Montero: "Respaldo absoluto"
EL CTA felicita al colegiado jiennense por las dos decisiones más controvertidas del domingo: la expulsión de Isaac Romero y la suspensión temporal del partido

Mientras que algunos analistas y ex compañeros veían excesiva la roja directa a Isaac Romero, solamente los técnicos y jugadores de ambos equipos, que querían terminar ya el partido, pusieron en duda la suspensión durante 18 minutos del primer El Gran Derbi de la temporada 25/26, que se saldó con 0-2 a favor del Real Betis. Más allá de varios cánticos fuera de lugar, el duelo cainita albergó pocos momentos controvertidos, que no fueran esos dos del cuarto de hora final. Y Martínez Munuera recibía este martes el refrendo que le faltaba: el del CTA. De esta forma, la undécima edición de 'Tiempo de revisión', programa semanal que analiza las acciones más polémicas de la jornada supone un "respaldo absoluto" de sus jefes y compañeros para el trencilla jiennense.
"Un jugador del Sevilla FC (se refiere a Isaac Romero), tras considerar que había sido objeto de falta, reacciona con violencia contra el futbolista del Real Betis con el que había disputado el balón (Valentín Gómez). La acción se produce sin posibilidad alguna de jugar el balón, lo que descarta el juego brusco grave y la encuadra como conducta violenta. El árbitro, presente en la jugada, muestra la tarjeta roja de forma inmediata. La regla 12 establece que se considera conducta violenta cuando un jugador emplea fuerza excesiva o brutalidad contra un adversario, independientemente de que el balón esté en juego o no. Este tipo de acciones se sancionan con expulsión directa, ya que ponen en riesgo la integridad física del rival. El Comité Técnico de Árbitros respalda la decisión del colegiado. La reacción del jugador del Sevilla, su lenguaje corporal, la distancia a la que se encuentra el balón y la fuerza empleada son claros indicadores de conducta violenta. El CTA insiste en la necesidad de actuar con contundencia ante este tipo de comportamientos para proteger a los futbolistas y mantener el espíritu deportivo", relata Antonio Cerezo, encargado esta vez de dar la visión del ente de la RFEF que coordina a los árbitros.

Y seguía: "Y este partido con tanta tradición se vio interrumpido por el lanzamiento de objetos al terreno de juego. El árbitro, siguiendo el protocolo de la Real Federación Española de Fútbol, detuvo el encuentro y ordenó comunicar por megafonía el inicio del procedimiento, instando a los aficionados a cesar los lanzamientos. Tras una reincidencia, el partido fue suspendido temporalmente y se volvió a advertir al público. De haberse producido una tercera ocasión, el encuentro habría quedado definitivamente suspendido. El protocolo de actuación de la RFEF ante incidentes del público establece tres fases: primer incidente, detener el partido y comunicar por megafonía el inicio del protocolo; segundo incidente, suspensión temporal y nuevo aviso. Tercer incidente, suspensión definitiva del encuentro. Este protocolo se aplica ante el lanzamiento de objetos, uso de pirotecnia, bengalas, botes de humo y actos violentos, racistas, xenófobos o intolerantes. El CTA respalda la actuación del colegiado, que aplicó correctamente el protocolo. La prioridad es garantizar la seguridad de los jugadores y del público, preservando la integridad del espectáculo. El CTA insiste en la necesidad de actuar con firmeza ante este tipo de conductas para erradicarlas de los estadios".
Todos 'reñían' a Pablo García... hasta el árbitro
Desde hace décadas, los resúmenes de 'El Día Después', primero en Canal Plus y, ahora, en Movistar Plus, juegan en otra Liga. Con el humor por bandera, el clásico programa de análisis de la jornada desde el punto de vista que ofrecen sus cámaras, pendientes del más mínimo detalle, se centraron en varios momentos de Pablo García, que debutaba en un derbi de mayores y lo hacía como titular, ocupando el sitio de un Antony Matheus dos Santos que le dedicó una cariñosa arenga. Durante el choque, el del Parque Alcosa se llevó alguna que otra reprimenda, como la de un Marc Bartra que le pedía que no viniera a área propia, quedándose arriba o rompiendo por dentro, o la de Aitor Ruibal. Correcciones, en la realidad. La más jocosa, siempre según la lectura de labios de los redactores del famoso espacio, fue la de Munuera Montero, que avisó al extremo canterano de que no se llamaba Juan, como lo estaba interpelando, seguramente confundido con Martínez Munuera, el valenciano.