Hamilton sorprende con su confesión sobre Ferrari
El británico se mostró más confiado que nunca con Ferrari y firmó un récord de velocidad en su primer Gran Premio de Italia vestido de rojo

Lewis Hamilton necesitaba una carrera como la de Monza. Después de semanas en las que había quedado en un segundo plano y en las que sus gestos transmitían más frustración que ilusión, el británico salió del circuito italiano con una sonrisa renovada. Su sexto puesto no le permitió luchar por el podio, pero sí le devolvió la confianza en un proyecto Ferrari que hasta ahora no le había brindado demasiadas alegrías.
Un Hamilton distinto en el corralito
La diferencia con respecto a otras citas fue evidente. El sábado, tras la clasificación, Hamilton se mostraba distante, con auriculares puestos y sin demasiadas palabras. El domingo, sin embargo, su tono cambió por completo: “Me sentí realmente cómodo con el coche. Estaba muy contento. Los adelantamientos fueron geniales y, después de la penalización, era difícil volver a la sexta posición, pero fue increíble lograrlo”, explicó con una satisfacción que no se le veía desde hace tiempo.

Ese sexto puesto, aunque lejos de los grandes focos, fue interpretado por el propio piloto como un paso adelante. No solo había remontado posiciones con autoridad, sino que además dejó una marca destacable: batió un récord de velocidad al alcanzar los 363 km/h al adelantar a Bortoleto con el DRS. No fue un registro histórico absoluto —como los 378 km/h de Bottas o los 400 km/h que alcanzaron los Honda V10 en pruebas privadas—, pero sí un dato que muestra la evolución de Ferrari en las rectas.
Un futuro con más confianza
Más allá de la anécdota del récord, lo verdaderamente relevante para Hamilton fue la sensación de control y comodidad dentro del coche. Monza, escenario mítico y ante los tifosi, le permitió dejar atrás los fantasmas de Budapest o los errores de Holanda. “Firmar una actuación así frente a la afición de Ferrari es increíble”, afirmó con convicción.
El británico no se engaña: todavía no ha conseguido un podio con la Scuderia y el curso amenaza con convertirse en uno de los más discretos de su carrera. Sin embargo, Hamilton insiste en que se siente más adaptado que nunca al coche de efecto suelo y que está progresando en cada carrera. Bakú, con sus interminables rectas, aparece como la próxima gran oportunidad para comprobar si Ferrari puede dar el salto definitivo y acercarse a la victoria.
No es un nuevo Hamilton, pero sí uno más tranquilo, consciente de sus limitaciones y confiado en que su nueva etapa en Maranello puede empezar a dar frutos. La incógnita es si ese cambio de ánimo será suficiente para romper una racha demasiado larga sin subirse al podio.