Ya es oficial. El estado de felicidad que se había implantado en el Málaga a mitad de noviembre cuando los playoffs estaban a un punto ya se ha terminado. Ahora suenan vientos de crisis después de perder, otra vez en la otrora inabordable Rosaleda, ante el Leganés por 0-2. Son ya cuatro los encuentros de Liga sin vencer, habiendo sumado 1 punto de 12 posibles. Normal que la afición pitase al equipo y a un entrenador que no les convence y al que ha pedido que dimita. No lo hará.
Salió el Málaga como suele hacer siempre en La Rosaleda. Con mucho empuje, con muchas ganas de querer el balón, circulando la bola por las bandas. Pero ese plan se lo conocía de memoria el Leganés. Dejó hacer cinco minutos, tiempo en el que Recio ordenó las tropas desde el medio campo para aguantar esos primeros compases y, a partir de ahí, ganar metros a través de una presión asfixiante.
El malagueño, muy motivado en su regreso a casa, fue el primero que probó a Dani Martín. Un disparo de primeras, con el interior como a él le gusta, lo sacó con la yema de los dedos el portero del Málaga. Una intervención que tuvo que repetir poco después tras un despiste monumental de Escassi y Lombán. Borja Garcés aprovechó la pasividad de ambos y el mal control del primero para fusilar a Dani. Su disparo, muy centrado, facilitó el despeje con el pie del meta asturiano. Ni un cuarto de hora y ya dos avisos muy claros. Y pitos, claro, porque la afición es fiel, pero no tonta. Que la eliminación de la Copa será un alivio para el técnico, pero que se sumaba a otros tres partidos sin ganar.
Incómodos era poco para lo que sentían los blanquiazules, incapaces de superar la presión. Sólo cuando Dani Lorenzo atrapaba la pelota, esta se sentía querida. Como Antoñín, el único que realmente podía con su par desde la banda derecha. Con ellos dos, y con un Escassi titánico en defensa y ataque, el equipo costasoleño fue creciendo para equilibrar las fuerzas. Incluso reclamaron un par de penaltis por una posible mano de Omeruo y por un puñetazo que soltó Riesgo en una mala salida impactando en el rostro de Peybernes sin tocar balón. Sigan jugando, dijo Iglesias Villanueva. Los del VAR, pues a saber qué estaban haciendo. Lo mismo se adelantaron a un descanso que pedían los dos equipos a gritos para recomponerse.
El que mejor salió fue el Leganés. Y se encontró con premio cuando Rubén Pardo, a balón parado, colocó un balón a Omeruo que este no iba a fallar. Error grosero de Víctor Gómez al no tirar el fuera de juego y gol del central para provocar aún más nerviosismo en las filas malagueñas. Genaro era una máquina de perder balones, Jairo paseaba por el césped como quien lo hace por el paseo marítimo, los centrales temblaban cuando veían correr a Garcés y a Arnaiz. José Alberto lo veía y decidió quitarlo. Normal. Lo anormal fue cambiar a Dani Lorenzo. Buscaba más verticalidad con Hicham y Roberto, pero perdió al único que podía hacerles llegar balones en condiciones.
Y así vivía muy tranquilo el conjunto de Nafti, que incluso no tenía problemas en ceder la bola viendo la impotencia ofensiva del rival. Riesgo podría haberse cruzado de brazos porque los delanteros ni lo miraban. Los cambios no funcionaban, pero los minutos pasaban. Y la desesperación iba en aumento. Tanto que, volcados en ataque con más corazón que cabeza, llegó una contra mortal que condujo Randjelovic y finalizó a puerta vacía Juan Muñoz. 0-2 con diez minutos por delante. ¿Remontada? Imposible.
Lo único para lo que sirvió el 'rush' final fue para escuchar gritos de "José Alberto, dimisión". La comunión con los jugadores también ha desaparecido, algo merecido porque el nivel ha bajado muchos enteros. La Navidad se le va a hacer bola al Málaga.
Alineaciones: Málaga: Dani Martín; Víctor Gómez, Lombán, Peybernes, Javi Jiménez; Genaro, Escassi; Antoñín, Dani Lorenzo (Roberto, 58'), Jairo (Hicham, 58') (Chavarría, 80'); y Brandon.
Leganés: Riesgo; Palencia, Omeruo, Sergio G., Javi Hernández; Gaku, Recio (Doukouré, 76'), Rubén Pardo (Juan Muñoz, 71'); Naim (Bárcenas, 71'), Borja Garcés (Jon Bautista, 62') y José Arnaiz (Randjelovic, 76').
Goles: 0-1, min. 50: Omeruo remata una falta lanzada por Rubén Pardo. 0-2, min. 79: Juan Muñoz remata a placer tras una contra perfecta conducida por Randjelovic.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Amonestó a Peybernes (52'), Brandon (63'), Recio (66'), Escassi (91'), Antoñín (91'), Juan Muñoz (91') y a Chavarría (95').
Estadio: La Rosaleda. 14.751 espectadores.
César Suárez6 min lectura