Carolina Marín sorprende y frena su regreso
La campeona andaluza admite que quiere llegar al Europeo de Huelva, pero que su visión va más allá y que la prioridad es su rodilla

Si hay una deportista admirada en España, por encima incluso de sus logros deportivos, esa es Carolina Marín. La campeona onubense atesora un palmarés del que pocos en todo el mundo podrán presumir. Un oro olímpico en Río 2016, tres campeonatos del mundo, siete veces campeona de Europa, aparte de haberse hecho también con el oro en los Juegos Europeos de Cracovia 2023. Nunca ha habido una jugadora igual en el bádminton europeo.
Y, sin embargo, se le ensalza casi tanto o más por su tenacidad y su fortaleza mental, capaz de superar dos roturas de rodilla y de afrontar con entereza una tercera, que llegó cuando acariciaba una nueva medalla olímpica, y de la que espera poder salir para cerrar su carrera deportiva como ella quiere, en la pista.
“La vida me ha puesto pruebas muy difíciles. No sé si la vida ha sido justa o injusta conmigo. Me veía en Tokio ganando mi segunda medalla de oro olímpica, sin ninguna duda, pero... (no pudo ir por una de sus roturas) Después de esas dos roturas, intentas sobreponerte. Parece que cuando Carolina supera dos lesiones, también tiene que superar una tercera. Como si fuera una superheroína. Pero Carolina es una humana y siente y padece. En París, estaba muy preparada y mi cuerpo me estaba respetando, pese a que había tenido un contratiempo en la última rodilla que me operé. Estaba preparada, pero a 11 puntos de la final...", asegura la onubense en el II Congreso AS Deporte en Positivo, donde reconoció que esa última lesión en París fue el mazazo casi definitivo. "Ahí vi el final de mi carrera por completo", reconocía.

Carolina Marín admite, por ello, que no quiere obsesionarse con ese final soñado, en Huelva y ante los suyos, tratando de ganar el Campeonato de Europa el próximo año. “Priorizo la salud al deporte, porque la vida sigue. A día de hoy, la rodilla me sigue respetando. Ahora, más que nunca, tengo que escuchar a mi cuerpo. El competir es secundario a día de hoy. Es algo que me ha costado mucho aceptar, pero mi rodilla está muy delicada y la meta es, simplemente, llegar a esos Europeos”, afirma la andaluza, antes de avisar que no son “una obsesión”. Y que le queda mucha vida por delante.
Su salud futura antes que la competición
“Soy cabezona, pero también soy muy consciente. No quiero llegar al punto de necesitar una prótesis. Si no puedo acabar un entrenamiento, ahora, no lo termino. Me siento afortunada de seguir jugando al bádminton y eso, ahora, es mi medalla. Estoy en el final de mi carrera deportiva, soy consciente, pero quiero disfrutarlo”, afirma Marín, quien ya empieza a pensar en el más allá. En más de una ocasión ha advertido que su sueño es crear una academia para formar a las futuras campeonas de su deporte y que su idea ayudar a que esa nueva generación siga dejando el pabellón español muy alto.
“Intentaré encargarme de que no se deje de hablar del bádminton en mi país", estima la onubense. Eso sí, deja claro que no debe haber comparaciones. "No habrá otra Carlina Marín. Carlos Alcaraz no es Rafa Nadal. Nada es comparable con Rafa. Cada persona es diferente y no hay que ponerle esa presión a Carlos. En mi caso, es lo mismo. No habrá otra Carolina, pero ojalá haya otro español o española que consiga algo de lo que yo he conseguido. A día de hoy, yo no soy consciente de lo que he conseguido, pero hay algo de proyecto encaminado. Me encantaría hacer una academia en mi país y traer mucho talento internacional para que crezca lo de aquí”, afirma sobre un legado en el que está trabajando. De momento, aún, como referente deportivo.