Lopetegui y una lógica reforma

Lopetegui y una lógica reforma
Lopetegui organiza sus equipos bajo un 4-3-3, con un pivote más posicional, como Casemiro en el Oporto y el Madrid, y dos interiores. - Ó. M. / F. M.
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
El verano va a ser movido en Nervión. Se avecina una importante reestructuración de la mano de Monchi. De momento, ya ha llegado el central brasileño Diego Carlos, amén del delantero israelí Munas Dabbur, cerrado antes de su llegada, pero la gran revolución, sin duda, estará en el centro del campo.

El de San Fernando ya trabaja codo con codo junto a Lopetegui, su gran apuesta, y es consciente de que para el técnico vasco la parcela ancha es una zona clave para desarrollar su fútbol, habitualmente bajo un 4-3-3, con un pivote más posicional y dos interiores más creativos y de ida y vuelta.

Echando un vistazo a su trayectoria en los banquillos, el guipuzcoano siempre ha tenido entre sus jugadores más utilizados a algún mediocentro, lo que muestra el papel protagonista que concede a este tipo de futbolistas, a los que suele convertir en pilares de sus equipos.

En sus comienzos, en el Castilla, allá por la temporada 08/09, entre los cinco jugadores a los que concedió más minutos se encontraban Marcos Tébar, en ese rol de pivote más defensivo, y Pedro Mosquera, actual jugador del Deportivo, con un perfil más ofensivo. Un 'modus operandi' que repetiría años después en el Oporto, donde confió ciegamente en el mediocentro mexicano Héctor Herrera, el tercer futbolista que más tiempo estuvo sobre el terreno de juego en su primera campaña en el conjunto luso, en el que también tuvo entre sus preferidos a Casemiro, el verdadero pivote del equipo. La marcha del brasileño, al que también otorgó el pasado curso un papel relevante en el Madrid, hizo sin embargo que en la 15/16 el de Asteasu concediera ese rol a Danilo Pereira, otro de los que más minutos jugó.

Además, aunque el trabajo de un entrenador es sustancialmente diferente en un club y un combinado nacional, Lopetegui también construyó sus equipos en torno a los centrocampistas que ahora le busca Monchi en su paso por España y sus categorías inferiores.

En este sentido, en su estreno al frente de la sub 20 en la 10/11, tuvo entre sus cinco jugadores más utilizados a Koke, Isco y Oriol Romeu, el vértice inferior de ese 'trivote' que suele dibujar, a los que también dio la batuta en la sub 19, con Thiago en lugar del malagueño. En ese mismo combinado, en años posteriores, también concedería galones a jugadores como el realista Rubén Pardo o el ex sevillista Campaña, a los que solían acompañar Óliver Torres y Saúl Ñíguez, sus dos futbolistas predilectos en un segundo paso por la sub 20.

Ya en la sub 21, volvieron a ser casi intocables los Isco, Thiago o Saúl, convirtiendo en un fijo como pivote a Illarramendi y, ya en su última etapa, a Sergi Roberto como interior, siendo Busquets, por su parte, el futbolista que más jugó cuando el vasco dirigía la absoluta.

En el Sevilla, sin embargo, no existen a día de hoy esos pilares sobre los que orbitaría el juego de Lopetegui. Los cedidos Gonalons y Rog no continuarán, Amadou no ha convencido, con Roque Mesa también hay dudas y Banega podría salir. Por ello, Monchi anda enfrascado en satisfacer esa necesidad con varios frentes abiertos: Joan Jordán, que se ha adaptado al rol de pivote posicional esta última campaña en el Eibar, Bourigeaud, de un perfil más creativo y Veretout, más defensivo. Con ellos llegaría una lógica reestructuración.
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