Así eran los partidos de tenis antes del tie-break
Hay un detalle del tenis que ya damos por hecho, pero que en el momento en el que se introdujo cambió por completo este deporte, el 'tiebreak', un ajuste clave que lo hizo mucho mejor para los espectadores

Antes de que el “tiebreak” revolucionara el tenis moderno, los partidos podían extenderse durante horas, incluso convertirse en verdaderas batallas épicas en las que no había un final predecible en lo que se refiere al tiempo. Cada partido podría ser una batalla de resistencia física y mental donde el reloj no tenía importancia, y ganar un set podía convertirse en una odisea.
Y es que durante las décadas iniciales del tenis y hasta hace no demasiado tiempo, el reglamento dictaba que para imponerse en un set no bastaba con llegar a seis juegos y había que sacar una ventaja mínima de dos juegos. Si el marcador llegaba a 6-6, no entraba en juego ningún sistema de desempate. El set continuaba: 7-5, 8-6, 10-8, o lo que hiciera falta. La igualdad no se rompía hasta que uno de los jugadores lograba esa diferencia clave. Este formato, heredado de una época donde la resistencia era tan valorada como la técnica, convertía algunos encuentros en auténticos maratones. No era raro ver sets que se extendían más allá de los 20 juegos por jugador.

Uno de los mayores problemas del sistema tradicional era la imprevisibilidad. Los partidos podían alargarse sin límite, afectando tanto la programación de los torneos como la salud de los jugadores. El espectáculo se volvía a veces un suplicio, no solo para los tenistas, sino también para el público, que veía cómo se diluía la tensión deportivo en una lucha de desgaste interminable.
Un cambio necesario
La solución llegó en los años 70 de la mano de Jimmy Van Alen, quien ideó el sistema de tiebreak o “desempate”. Su objetivo era claro: evitar sets eternos y conservar la emoción del juego. El US Open fue el primer torneo de Grand Slam en adoptarlo oficialmente en 1970, estableciendo que si el set llegaba a 6-6, se jugaría un juego especial a 7 puntos (con diferencia de 2). El cambio marcó el inicio de una nueva era: más dinámica, televisiva y respetuosa con los límites físicos de los atletas.
Ejemplos que dan la razón
El sistema del desempate cambió el tenis para bien, sin embargo, hay torneos que les costó más aprovecharlo. Por ejemplo en Wimbledon, donde hasta 2019 no se usaba este desempate en el quinto set, y esto llevó al partido más largo de la historia. Hay que remontarse a 2012, cuando el estadounidense John Isner y el francés Nicolás Mahut pelearon durante más de 11 horas y jugaron 183 juegos, un duelo que se saldó con la victoria de Isner por 6-4, 3-6, 6-7, 7-6 y, atención, 70-68. Por eso al final se optó por cambiar y aunque entre 2019 y 2022 se juegaba un tiebreak en el 12-12, ahora, al igual que en el resto de grandes, en el quinto set se juega un desempate a 10 puntos en el 6-6.