El campeón evita una campanada mayúscula en el Conde de Godó
Casper Ruud se ha agarrado a lo grande a su partido de octavos de final del Conde de Godó para superar a Hamad Medjedovic en dos sets, después de remontar en ambos

No está siendo el 2025 el mejor año de Casper Ruud, sin embargo, cuando llega la tierra se crece y poco a poco vuelve a ser el mismo. No pudo en Montecarlo, donde defendía la final y cayó antes de tiempo, por lo que cedió puestos en el ranking ATP. Por eso mismo esta semana en el Conde de Godó, donde defiende el título del año pasado, es clave para él. Y lo ha pasado muy mal en los octavos de final, donde el joven talento serbio Hamad Medjedovic le ha obligado a remontar en los dos sets, pero finalmente el escandinavo ha sido fiel a su estilo, para desgarrar los sueños de su rival y obtener el pase a cuartos.
El campeón tenía un hueso muy duro en la pista Rafa Nadal en la figura de Medjedovic, un cañonero balcánico con mucho más tenis de lo que puede parecer, y sobre todo, sin nada que perder. Así lo demostró desde el principio, cuando en el primer juego, con saque del noruego, lo pasó por encima a base de palos. El serbio no pudo tener un inicio mejor, y ahora dependía de sí mismo para llevarse el set. Sin embargo, enfrente estaba uno de los jugadores más estables del mundo. Y es que Ruud se agarra como nadie a los partidos y esta primera manga lo demostró a la perfección.

Un obrero del tenis en tierra batida
Aunque no estaba muy fino, tanto que en el tercer juego casi vuelve a perder el saque, pero aguantó y a partir de ahí comenzó otro partido con el escandinavo más metido. Y el premio le llegó en el octavo juego, cuando recuperó la rotura. A partir de ahí se dedicó a lo que mejor sabe hacer, poner bolas dentro y poco a poco ir minando la moral del joven, que pecó de inexperiencia. En el duodécimo juego, cuando ya se adivina el desempate, Ruud volvió a romper, certificando la primera manga y poniendo la directa hacia el triunfo.
Como si de una calcamonía se tratara, en el segundo parcial se repitió la historia. Medjedovic rompió de inicio y asumió la responsabilidad de comandar el marcador. Pero como todo es un ciclo, le volvió a pasar exactamente lo mismo. De nuevo Ruud hizo lo que mejor sabe, agarrarse a la pista y devolver cualquier bola que bote en su campo. Así en el sexto juego recuperó el break y confirmó la rotura. A partir de ahí empezó un nuevo partido en el que el serbio tuvo una oportunidad de oro con dos bolas de quiebre en el undécimo juego, pero no las aprovechó y lo pagó caro. Al resto el quinto cabeza de serie dio el golpe y con otro 7-5 cerró el partido, para colarse en cuartos de final, donde le espera Holger Rune.