El origen del grito en el tenis: táctica, polémica y psicología
Uno de los deportes que más respeta la mística y el silencio es sin duda el tenis, sin embargo, el sonido que acompaña a cada partido es el de los gritos de los jugadores, y esto tiene un por qué

El tenis es, desde sus orígenes, un deporte marcado por la solemnidad y el respeto por el silencio. En un entorno donde la concentración lo es todo, incluso el murmullo del público puede ser motivo de advertencia por parte del juez de silla. Por eso, llama la atención que en plena era del profesionalismo, uno de los sonidos más comunes en la pista no sea el golpe de la pelota, sino el grito de los jugadores. Lejos de ser una simple expresión de esfuerzo, los gritos en el tenis tienen un trasfondo táctico y psicológico que ha abierto debates y generado opiniones divididas.
¿Por qué gritan los tenistas?
Aunque pueda parecer una excentricidad o una forma de liberar tensión, el grito en el momento de golpear la bola tiene un objetivo muy concreto: mejorar el rendimiento. De acuerdo con expertos del ámbito deportivo, vocalizar al impactar la pelota ayuda a coordinar la respiración con el movimiento, expulsando el aire de forma sincronizada con la contracción abdominal. Esto puede aumentar la potencia del golpe, favoreciendo una mayor velocidad y eficacia.

Más que fuerza: estrategia y distracción
Sin embargo, no todo se reduce a la fuerza física. El grito puede funcionar también como herramienta de distracción. Al generar un sonido intenso justo en el momento del golpeo, algunos jugadores logran nublar a su rival, dificultando la lectura del tipo de tiro que viene. En algunos casos, este recurso puede incluso desestabilizar mentalmente al oponente o imponer un ritmo psicológico favorable al que lo utiliza. Además, los gritos tras puntos importantes o jugadas clave actúan como señales emocionales.
¿Está regulado el grito en el reglamento?
Pese a la controversia que genera, gritar durante los puntos no está prohibido en el reglamento oficial del tenis. Si bien algunos jugadores y aficionados consideran que puede suponer una desventaja para quienes no lo usan, no existe aún consenso suficiente para que se regule o limite. La línea entre lo táctico y lo antideportivo es difusa, pero mientras no haya una queja generalizada, los gritos seguirán formando parte del juego. Hasta el momento, solo en contadas ocasiones se ha discutido esta práctica en contextos reglamentarios, y ninguna normativa la sanciona como conducta indebida. Es por eso que los gritos han pasado de ser una rareza en un deporte marcado por el silencio, a convertirse en una parte más del lenguaje del tenis moderno. Un gesto que mezcla fisiología, estrategia y psicología, y que, para bien o para mal, se va quedar entre nosotros.