Triunfo inesperado en la final del US Open
La experiencia se impone sobre la juventud en un torneo de dobles mixtos que reivindica la importancia de los especialistas de esta categoría

El torneo de dobles mixtos del US Open volvió a sorprender por la pasión que genera, a pesar de ser un formato que los grandes nombres del circuito masculino y femenino suelen evitar. Los estadios Arthur Ashe y Louis Armstrong lucieron abarrotados días antes del inicio oficial, con público ávido de ver un espectáculo donde la estrategia y la química en pareja son protagonistas. Desde los años 70, cuando Bjorn Borg abandonó esta modalidad, son pocos los top que deciden participar, y más aún en los dobles mixtos, que sobreviven únicamente en los Grand Slam, los Juegos Olímpicos, la Copa Hopman y la United Cup.
Triunfo de la veteranía frente a los favoritos
La normativa del torneo, que dependía del ranking individual para asegurar presencia de estrellas, dejó fuera a varios doblistas profesionales habituales, generando cierto malestar en el circuito. Sin embargo, Sara Errani y Andrea Vavassori lograron su plaza y demostraron que la experiencia es clave. La pareja italo-española se impuso en la final a Iga Swiatek y Casper Ruud con un marcador de 6-3, 5-7 y 10/6, celebrando una victoria que dedicaron a los doblistas que rara vez tienen oportunidad de competir en Grand Slam. “Estamos jugando aquí por todos los doblistas que no pueden competir, y este título también es para ellos”, afirmaron tras el triunfo.
Currículum de campeones
Sara Errani, con 38 años, tiene en su palmarés nueve títulos individuales y 35 de dobles, incluyendo los cuatro Grand Slam y el oro olímpico en París 2024. Andrea Vavassori, de 30 años, cuenta con 10 títulos de dobles, entre ellos Roland Garros y US Open. Con esta victoria, la pareja suma su tercer Grand Slam en dobles mixtos: US Open 2024, Roland Garros 2025 y ahora US Open 2025, consolidándose como una de las duplas más temibles y estratégicas del circuito.
Formato innovador y espectáculo en pista
El torneo introdujo un formato novedoso en semifinales: sets de cuatro juegos con punto de oro y super tie-break, mientras que la final se disputó en el formato tradicional, con una duración total de 92 minutos. Durante las semifinales, Swiatek y Ruud derrotaron a Pegula y Draper por 3-5, 5-3 y 10/8, mientras que Errani y Vavassori superaron a Collins-Harrison por 4-2, 4-2. Iga Swiatek, visiblemente frustrada, destacó que la pareja vencedora mostró una técnica y una inteligencia táctica superiores, dejando claro que el dominio en dobles no depende solo de la potencia individual, sino más de una coordinación y estrategia conjunta.