Daba la sensación de que no quería hacer 'spoiler', porque no estaba confirmado, pero Antony sorprendía este pasado martes a la salida de la Ciudad Deportiva Luis del Sol a la hora de mostrarse bastante optimista sobre sus opciones de jugar contra el Real Madrid a pesar de ser expulsado el pasado domingo en el tiempo de alargue del encuentro ante el Getafe CF. Una de dos, o maneja información privilegiada a falta de conformación o no le había informado de lo excepcional que es ver a los comités de justicia deportiva de la RFEF corrigiendo una decisión arbitral por muy evidentes que sean las pruebas que presentan los clubes en sus recursos. El 'mirlo blanco' se ha dejado ver esta vez y, según ha podido confirmar este periódico, el extremo brasileño podrá ser de la partida ante los merengues.
Muy pocos lo esperaban, pero el Real Betis ha recibido en la mañana de este miércoles una sentencia favorable a las alegaciones presentadas al acta de Alberola Rojas. En su habitual reunión de los miércoles, el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha decidido dejar sin efecto la roja que vio Antony y le ha librado de una sanción que, además, podría haber sido incluso de dos encuentros en el caso de que hubiese sido juzgada como entrada violenta; ya que el reglamento habla de "dar o intentar dar", que fue lo que interpretó el juez de línea Miguel Martínez Munuera, instando a Alberola Roja a que le expulsase sin que su hermano Juan Martínez Munuera considerase oportuno corregir el error desde el VAR. Al final, lo que le ha librado del castigo ha sido un defecto de forma.
Las repeticiones muestran que el jugador cedido por el Manchester United recoge la pierna cuando se da cuenta de lo imprudente de una entrada en la que tenía imposible alcanzar el balón y, además, no llega a rozar al defensor del Getafe CF Juan Iglesias, que no duda en exagerar la acción. Es muy poco habitual que un futbolista sea perdonado pero, en realidad, nunca se había visto una unanimidad así. Aunque los árbitros suelen ser bastante corporativistas, colegiados asiduos a tertulias televisivas como Pavel Fernández, Mateu Lahoz o Estrada Fernández le habían dado la razón al Betis en sus quejas y le animaban a agotar todas las vías de recursos al estar plenamente convencidos de que los jueces deportivos estarían obligados a darle la razón. Así ha sido, para alegría de Manuel Pellegrini.
"El club alegante señala en su escrito que concurre un error material manifiesto en el acta arbitral, en cuanto de las pruebas videográficas y gráficas aportadas resulta que el jugador no comete la acción que se refleja en el acta arbitral. Por ello solicita que se deje sin efecto tal expulsión. Constituye un criterio reiterado de este Comité de Disciplina, el que la apreciación de un error material manifiesto en el acta arbitral exige la aportación de elementos de prueba que de forma inequívoca, más allá de toda duda razonable, acredite bien la inexistencia del hecho reflejado en el acta o bien su patente arbitrariedad", comienza explicando la resolución, que concluye considerando procedente "estimar las alegaciones del Real Betis Balompié y dejar sin efectos disciplinarios la expulsión del jugador D. Antony Matheus Dos Santos".
"En la apreciación de las infracciones referentes a la disciplina deportiva, las decisiones del árbitro sobre hechos relacionados con el juego son definitivas presumiéndose ciertas, salvo error material manifiesto (párrafo 3). De este modo, las actas arbitrales gozan de una presunción de veracidad iuris tamtum, que podrá ser, en consecuencia, desvirtuada cuando se pruebe la existencia de un error material manifiesto", argumenta el juez de Competición, que recuerda que para demostrarse estos errores de forma "el recurrente debe proporcionar al órgano disciplinario pruebas adecuadas y suficientes para demostrar la existencia de ese error material manifiesto".
En este sentido, aclara que, "tras el visionado de las imágenes se aprecia cómo el jugador D. Antony Matheus Dos Santos no deja de mirar en ningún momento el balón que viene controlando el jugador contrario, tratando de interceptar con su pie izquierdo la trayectoria del balón que acaba de golpear el referido adversario, sin que pueda inferirse en la acción impetuosa del jugador expulsado ningún ánimo de contactar con el jugador del Getafe, sino de llegar a contactar con el balón, aunque al final no lo consiga".