Óscar Murillo4 min lecturaMauro Arambarri, a sus 27 años, es un mediocentro defensivo muy consolidado en LaLiga. Llegó en 2017, primero a préstamo por parte de Boston River y, después, adquirido por el Getafe a cambio de 2,15 millones de euros, una cantidad ya irrisoria, teniendo en cuenta su revalorización. Tasado en 15 kilos por la página especializada 'Transfermarkt', el canterano de Defensor Sporting Club no ocupa ya plaza extracomunitaria, al conseguir recientemente el pasaporte español por su origen hispanoamericano y sus cinco años de permanencia en su país de acogida, donde ha marcado seis goles y brindado doce asistencias en 179 partidos como azulón. Y eso que suele ser hombre de cierre en la medular, pero tiene un gran disparo desde media y larga distancia.
Bordalás quiso llevárselo al Valencia, pero Ángel Torres se descolgó pidiendo 20 millones por el traspaso, cinco menos de lo que marcaba la cláusula del charrúa. Más tarde, la inminencia del final de su contrato, fijada el 30 de junio de 2023, invitó a otros clubes a tantear al de Salto, que lleva casi tres meses parado por culpa de una lesión en uno de sus tobillos que afectó a los ligamentos (parecida a la de Juanmi) y que no le ha permitido ser el que fue. Encima, el pubis le pasó factura en pretemporada, por lo que el resto de forma del uruguayo no es el mejor, lo que no ha evitado que suene como refuerzo de Betis, Valencia, Atlético de Madrid o Sevilla, por ejemplo. Las últimas informaciones, incluso, lo ven como el sustituto de Guido Rodríguez, que podría ser la solución a los problemas económicos de los verdiblancos, bien en esta ventana invernal o la siguiente.
Nada más lejos de la realidad. Ni el italo-argentino está en la rampa de salida (sin ofertas convincentes por ahora, la intención de la directiva que preside Haro es renovarle más allá del listón actual en 2024) ni Arambarri podrá ser esa 'ganga' a coste cero que necesita Cordón para que todo encaje, lo deportivo y lo económico. Y es que, según ha podido confirmar ESTADIO Deportivo, el ex del Girondins tiene vinculación con el Getafe más allá del próximo verano. En concreto, hasta el 30 de junio de 2025, pues los madrileños tenían la potestad de prolongar unilateralmente su contrato por dos temporadas, a cambio de permitir que su cláusula bajase nueve millones y quedase establecida en 16. El interesado no reconoce este cambio burocrático, con lo que, llegado el caso, habría que acudir a los tribunales (algo parecido a lo que ocurrió entre el Besiktas y Víctor Ruiz), una vía que no volverán a explorar en Heliópolis. Por lo tanto, deja de ser una oportunidad de mercado, aunque, de recuperarse bien del tobillo, podría ser un traspaso más asequible para el que tenga una cantidad así o se arriesgue a tener que pagarla finalmente unos meses después por imperativo judicial.