"Esto es muy loco": Antony, sobre lo que le pide Pellegrini, su sueño en verdiblanco y su futuro
El extremo confiesa que, desde que llegó, se acuesta y se despierta "sonriendo", una de las razones por las que priorizó venir a La Palmera: "Conocía mi talento y tenía ofertas mejores, pero fue la mejor decisión"
"Me acuesto y me despierto sonriendo". Con esa confesión recibe Antony Matheus dos Santos a Jorge Valdano, que le ha convertido en protagonista del último episodio de su programa de 'Vamos' (Movistar Plus) 'Universo Valdano', donde recordó por enésima vez sus orígenes humildes en una favela de Brasil, recalcando que vivía en una pequeña casa, donde dormía en el sofá. Lo pasó muy mal con la separación de sus padres a los 10 años, que le afectó tanto que le sacó un curso entero de la escuela, aunque admite entre risas que "no era buen estudiante". A los 12 años empezó en el Sao Paulo. "La gente siempre hablaba de que yo era diferente a los chicos de mi edad por la forma de controlar el balón. Siempre fue mi sueño ser futbolista para sacar a mi familia adelante. A los 11 años les dije que llegaría el día en que yo trabajaría para que ellos no tuvieran que hacerlo. Había días en que no me daba tiempo ni a comer antes de entrenar", añade el extremo.

De todas formas, a los 14 estuvo a punto de ser descartado hasta en tres ocasiones, porque "no estaba jugando", aunque lo superó "con persistencia y la ayuda de Dios y la familia". Tanto que a los 20 años fue traspasado por 16 millones de euros al Ajax, donde los inicios fueron duros: "Era la época del COVID y estuve tres meses solo, sin ver crecer a mi hijo, pero pronto llegaron él y mi mujer. Además, David Neres estaba en Amsterdam, que es ya uno de mis mejores amigos, y un preparador físico brasileño que me ayudaron a adaptarme. Tenía un acuerdo cerrado y casi firmado con el Borussia Dortmund, pero preferí el Ajax por su estilo de juego. Y esos dos años confirmaron que tomé la mejor decisión", asevera el zurdo, abrumado por los 95+5 millones que pagó el Manchester United por él: "Sé que, cuanto más dinero ponen, más responsabilidad hay. Pero nunca miré los números, porque supuse que era el precio por mi talento. Quería un desafío nuevo y la propuesta era buena para todos".

Sobre su etapa mancuniana, el atacante fue honesto: "Llegué a un club muy grande y con un entrenador que me conocía, pero he vivido cosas muy buenas, como los dos primeros años jugando mucho y con dos títulos, y otros muy malos. Pasé por momentos personales difíciles que la gente no entendía. Cuando pagan tanto por ti y un sueldo alto, no aceptan que no haya rendimiento. Tengo 25 años, pero con mucha historia detrás, con muchas dificultades superadas y también triunfos. Gracias a que pasé por aquello soy la persona y el jugador de ahora. Tengo los pies en el suelo, así que me tomo más en serio la crítica que el halago. Jesús, que era perfecto, tenía críticas, así que ¿quién soy yo para no aceptarlas?". Y, por suerte, llegó el Real Betis, que es su mejor decisión de largo: "Cuando estoy tan feliz, todo me sale bien. Me gusta marcar, asistir, pero, por encima de todo, me gusta estar bien".
Recordaba entre risas el enfado en Girona tras el mano a mano fallado en la segunda parte, que provocó que el abrazo de Isco Alarcón en el banquillo no le reconfortase: "Ya me lo tomo mejor, pero sabía que marcar ese gol, que era el 0-4, era importante. Lo que se ve dentro del campo es igual fuera. Nos divertimos juntos, y eso es vital para el grupo. Tenía muchas ganas de afrontar este reto. Desde el primer minuto, me sentí como en casa, y eso se refleja en el campo. Y la afición es increíble. Siempre supe que era grande, pero lo que estamos viviendo es increíble. El Real Betis es un club muy pasional. Yo soy muy competitivo, hasta jugando a las cartas no quiero perder". Su objetivo ahora es "hacer historia con esta camiseta", por lo que no se conforma con las semifinales: "Tenemos muchas ganas de ganar el título, pero mantendremos la humildad e iremos paso a paso".

Una de las claves de su gran momento, como desveló ESTADIO Deportivo, es el trabajo con Fernando Silva: "En Manchester no tenía muchas oportunidades, pero trabajaba en el club y en casa para llegar físicamente de la mejor forma, también anímica, al Betis. Hace 6-7 años que tengo un fisioterapeuta personal que viaja conmigo a todos sitios. Estaba en Sao Paulo y se vino conmigo cuando me fui al Ajax. Trabajamos en la camilla, pero también en el gimnasio con recuperación, equilibrio, fuerza... Para mantenerte en el alto nivel, debes trabajar mucho. Siempre he sido serio y disciplinado para el trabajo desde pequeño". Y, si todo sale bien, tiene en el horizonte una meta: "Estoy haciendo mi parte y trabajando. Me toca esperar, pero es mi sueño volver a la selección brasileña. Estuve en Qatar 2022 y es de mis mejores recuerdos. Hubo mucho trabajo para llegar hasta ahí y mucha presión, con todo un país encima".
Para terminar, un repaso a sus tatuajes, desde el 'Iluminado' en el cuello al nombre de su hija (Lavine) en la nuca, pasando por las referencias a la favela (uno compartido con su hermano en el antebrazo izquierdo, una espada en la espalda, un recuerdo en sus botas...). Antony desveló su admiración por otros grandes regateadores como Ronaldinho o Neymar, aunque aprendió mucho de Cristiano Ronaldo también. Y su amor por el futsal, que cultiva aquí en el Betis también. Le convenció para venir con su llamada "un entrenador como Manuel Pellegrini, con su gran trayectoria", que le transmitió desde que llegó "une enorme confianza" que va más allá de los minutos: "Quiere que sea feliz, que me divierta, que no haga 20-30 jugadas, sino 4-5 importantes. Habla lo justo, pero ha creado un gran ambiente y una relación fantástica con todos. Le estoy agradecido por creer en mí".

Le recordaba Jorge Valdano que ambos habían jugado en el Torneo de Toulon y que los dos marcaran un gol en la final "para asomarse al fútbol internacional". Volviendo a la 'canarinha', el extremo se ilusiona con el Mundial de 2026, que está a la vuelta de la esquina, aunque la competencia es grande: "Hay grandes jugadores como Vinícius, Raphinha, Rodrygo, Savinho... Les tengo mucho respeto. Siempre ha habido muy buenos extremos en Brasil. Ponerse la camiseta nacional es una locura". Y, mientras tanto, a disfrutar de Sevilla, donde su hijo sí se atreve a salir a jugar al fútbol. "Es muy pronto para hablar de futuro. No sé lo que va a pasar, pero estoy muy feliz aquí. Me he reencontrado conmigo, con mi fútbol. No sé lo que va a pasar, aunque sigo tranquilo. Es muy loco lo de ahora (en referencia a que ha venido cedido por apenas 1,2 millones de euros netos de su salario), si bien yo sé el talento que tengo, por lo que prioricé ir a donde sabía que iba a ser feliz, aunque tenía ofertas mejores", apunta para terminar Antony, que se marchó como llegó: con una sonrisa.