La defensa del Osasuna, en jaque

El lateral del CA Osasuna, Rosier, tuvo que abandonar el Metropolitano antes del descanso tras sentir un fuerte pinchazo en el muslo derecho, durante el enfrentamiento ante el Atlético de Madrid. De esta forma, el francés se une a la larga lista de defensores rojillos que han sufrido contratiempos en un inicio de curso plagado de infortunios

El infortunio no da tregua al CA Osasuna. El conjunto rojillo volvió a sufrir un contratiempo importante durante su visita al Atlético de Madrid, cuando Valentín Rosier tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 41, por unas molestias musculares en los isquiotibiales de su pierna derecha. El lateral francés, uno de los pilares del sistema de Alessio Lisci, se detuvo en seco tras una carrera y, con evidentes gestos de dolor, pidió el cambio.

Aunque aún no hay diagnóstico definitivo, el propio Lisci admitió en rueda de prensa que la lesión “no tiene buena pinta”. El jugador fue sustituido por Iker Benito y abandonó el césped cojeando, mientras el cuerpo médico prepara las pruebas que confirmarán el alcance exacto del problema. Si se confirman los pronósticos, el técnico perdería durante varias semanas a uno de sus defensores más solventes y regulares del curso.

Una zaga sin descanso ni continuidad

La defensa rojilla está siendo, sin duda, la línea más castigada del equipo. En apenas nueve jornadas, casi todos los integrantes de la retaguardia titular han pasado por lesiones, sanciones o molestias. Rosier, Boyomo, Catena, Juan Cruz y Abel Bretones, la estructura base de Lisci, apenas han coincidido juntos sobre el césped.

El carrusel de contratiempos comenzó en la primera jornada, cuando Abel Bretones fue expulsado en el Santiago Bernabéu, obligando al técnico a improvisar con Moncayola en el lateral izquierdo. Después, la defensa recuperó su versión más reconocible frente al Rayo Vallecano y al Villarreal, pero Rosier fue expulsado en La Cerámica y tuvo que cumplir sanción.

El relevo de Iker Benito en su ausencia fue una solución temporal que dio paso a nuevos imprevistos: una reacción alérgica dejó fuera a Juan Cruz ante el Betis y, cuando parecía que la estabilidad regresaba, llegaron los problemas musculares del propio lateral zurdo. Ahora, con el percance de Rosier, Lisci vuelve a quedarse con lo justo para componer su línea defensiva.

Lisci, obligado a reinventar la defensa

El técnico italiano afronta de nuevo un rompecabezas en la zaga. Solo Boyomo y Catena han podido mantenerse disponibles de forma constante, convirtiéndose en los únicos jugadores que han disputado todos los partidos sin percances. Esa falta de continuidad ha impedido que el Osasuna consolide automatismos defensivos, algo que el entrenador considera clave en su sistema.

De cara al próximo compromiso de liga ante el Celta, el cuerpo técnico espera recuperar a Juan Cruz, que evoluciona favorablemente de sus molestias musculares. En cambio, Rosier se perfila como baja casi segura, pendiente de las pruebas médicas que determinarán si sufre una rotura.

“Le tenemos que hacer pruebas, pero tiene mala pinta”, lamentó Lisci tras el partido. “Es una lástima, porque Valentín estaba en un gran momento de forma y nos da equilibrio defensivo y salida de balón”, añadió el técnico, que confía en que las alternativas jóvenes respondan ante un nuevo escenario de emergencia.

Una línea en permanente reconstrucción

En un inicio de temporada marcado por la irregularidad, las lesiones han dificultado el crecimiento del CA Osasuna. La defensa, que el curso pasado fue una de las más sólidas de LaLiga, apenas ha podido repetir alineación en cuatro de las nueve jornadas disputadas. Cada semana, Lisci se ve obligado a reajustar su esquema y a apostar por soluciones de urgencia.

El percance de Rosier supone otro duro golpe para un equipo que ha hecho del esfuerzo y la intensidad sus señas de identidad. Si las pruebas confirman una lesión de larga duración, el club podría incluso valorar refuerzos en el mercado invernal.