De ser otra persona, seguramente el comentario más apropiado sería el de 'no sabe dónde se está metiendo'. Como es Joaquín Caparrós y se trata de un tipo sobradísimo de carácter, de experiencia y de conocimiento del Sevilla FC, parece otra cosa porque sí lo sabe. El reto que el utrerano afronta desde este señalado Domingo de Resurrección, en el partido liguero ante el Deportivo Alavés, es de lo más espinoso. Y no sólo por la dinámica de cuatro derrotas consecutivas que hereda de García Pimienta o por el hecho de tener una plantilla cortísima que se ve aún más mermada por cuatro bajas de jugadores muy importantes, sino por verse en medio de un fuego cruzado que ha alcanzado cotas de máxima hostilidad y de manera tácita le fuerza a posicionarse. El último ejemplo ha sido el mensaje que le ha enviado José María del Nido Benavente. El primer presidente que le dio la oportunidad de dirigir al equipo de sus amores le ha recordado que el inicio de su cuarta etapa en la entidad va estar marcado por las protestas contra quienes le acaban de fichar.
Cabe recordar que, como ya sucediese en el último encuentro como local, numerosos grupos de aficionados del Sevilla FC han convocado una manifestación a las puertas del Ramón Sánchez-Pizjuán para volver a reclamar la salida inmediata de la junta directiva que comanda José María del Nido Carrasco con el apoyo de José Castro y otras grandes familias nervionenses. Comparte dianas con los máximos dirigentes el director deportivo, Víctor Orta, también señalado por la mala gestión deportiva sin que la enorme crisis económica, institucional y social le haya servido como atenuantes. De todo ello, y de su supuesto rol de 'escudo contra las críticas', tuvo que opinar Caparrós en la rueda de prensa del pasado sábado, previa al choque con el Alavés.
El veterano técnico defendió la soberanía de la afición para protestar como y cuando quiera, asegurando que no ha vuelto a casa para ser el escudo o el paraguas de Junior, sino para intentar enderezar el rumbo del equipo. Sólo le preocupa lo deportivo; pero eso le fuerza a pedir que la hinchada esté concentrada en apoyar a sus jugadores desde el minuto 1 hasta el 90. Teme que interrupciones del juego, como la que se vivió ante el Atlético y fue recogida en el acta por César Soto Grado, distraiga y meta aún más presión a una plantilla ya de por sí atenazada por la situación. Su discurso se puede entender sin gran complejidad pero, por si acaso, Del Nido Benavente lo ha traducido en una maniobra para preservar el cariño que el Sánchez-Pizjuán profesa por Caparrós y, al mismo tiempo, tirar a dar contra su hijo.
"Míster, te deseo mucha suerte para estas siete finales. Tu suerte es la nuestra. Estoy seguro de que la tregua la pides para el equipo y no para la Directiva ni para la Dirección Deportiva, que nos están llevando a la más absoluta ruina. Hoy el Estadio debe ser una olla a presión para llevar al equipo a la victoria y, al mismo tiempo, para echar a la Directiva a su casa", ha expresado en sus perfiles en redes sociales el expresidente y principal opositor, que ha rematado su 'post' con etiquetas como #VamosMiSevilla, #NuncaTeRindas, #JuniorVeteYa, #OrtaVeteYa y #DirectivaDimisión.