Puntos uno a uno del Sevilla FC en UCL en casa contra el PSV Eindhoven: Ocampos 'sentencia' a Diego Alonso

La figura del entrenador uruguayo, por mucho que sus jefes insistan en que no está cuestionado, pende de un hilo tras la segunda derrota consecutiva, tercera en los últimos cuatro partidos

Puntos uno a uno del Sevilla FC en UCL en casa contra el PSV Eindhoven: Ocampos 'sentencia' a Diego Alonso
El once inicial que dispuso Diego Alonso este miércoles ante el PSV. - Lince
Óscar MurilloÓscar Murillo 8 min lectura
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Insiste el presidente, José Castro, en que no está en entredicho la figura de Diego Alonso. Su mano derecha, José María del Nido Carrasco, ha ido siempre por la misma línea, aunque en los prolegómenos del Sevilla FC-PSV de este miércoles le pedía resultados para sostener una apuesta que empieza a flaquear se mire por donde se mire. Habrá que dejar en mal lugar al gran valedor del uruguayo, Víctor Orta, pero la situación de los nervionenses se vuelve insostenible. Dos derrotas consecutivas, tres en los últimos cuatro encuentros, y una única alegría (en Copa, ante el modestísimo CD Quintanar) con el nuevo entrenador se antojan un bagaje paupérrimo. Al borde del descenso en LaLiga y fuera de la Champions League tras el 2-3 frente a los neerlandeses (a expensas de que no sume más el RC Lens para, al menos, optar a la Europa League), toca pedir cuentas. Cierto que la absurda expulsión de Ocampos fue el detonante, pero este equipo cae a la lona en cuanto recibe el primer golpe y no se levanta nunca.

Así jugaron los nervionenses

DMITROVIC: 5

Dubitativo en la primera llegada clara de los visitantes, pues no llegó a atajar ni a la segunda un centro-chut de Bakayoko que buscaban en boca de gol Veerman y el 'Chucky' Lozano. Regular con los pies, buscando más quitarse problemas que a un compañero. Gran mano para despejar lo último del mexicano, que se fue lesionado, y seguro luego ante De Jong y Teze. Salvó un par de veces más cuando el PSV pisó el acelerador en superioridad numérica, pero le fue imposible detener, ya vendido, los dos últimos remates a gol. Evitó el 2-4, pero ya no valió para nada.

JESÚS NAVAS: 5

Amagó con retirarse por lesión a los 36 minutos, lo que, unido a sus dos encuentros de sanción por la roja en Anoeta, minimizaba el margen de maniobra en el lateral diestro sevillista, aunque el palaciego pidió seguir. Estaba siendo exigido por Hirving Lozano, pero también percutiendo constantemente. Aguantó casi una hora en total.

GUDELJ: 4

Midió mejor que otras veces cuando se despegaba del área propia para apretar. Buenas coberturas a Navas, que estaba renqueante. Un autogol que abrió el camino de la remontada. Bajó los brazos desde entonces.

SERGIO RAMOS: 5

Contundente en la marca y un peligro cada vez que se incorporaba al ataque en acciones de estrategia, como demostró en el 1-0. Intentó tirar en el alargue del equipo sin suerte.

ACUÑA: 6

Tiró de oficio y potencia para frenar las coladas por su banda de Bakayoko o Til, recurriendo sin ambages al cuerpo a cuerpo. Extraordinario pase a En-Nesyri para que abriera brecha en el marcador.

FERNANDO: 4

Algún que otro problema por la acumulación de hombres por dentro del PSV, duró lo que le duró su físico. Superado y lastrado. Absurda roja con el partido acabado por protestar lo 'improtestable' que le hará perderse la 'finalísima' de Lens.

SOW: 5

Una mano previa, involuntaria pero existente, impidió que subiera al marcador el 2-0, que demostró su llegada desde atrás como verso suelto, su especialidad, pues ni es pivote ni es interior. Terminó tocado y sustituido cuando más falta hacía su fuelle.

RAKITIC: 5

Capitán general, como siempre, liderando las aperturas y la estrategia, apareciendo en todas partes para restar y, sobre todo, sumar. Se fue desinflando con el paso de los minutos, con demasiado campo que abarcar y pocas ayudas.

OCAMPOS: 1

Con más corazón que cabeza, mira siempre la portería contraria, se ofrece y se busca las habichuelas cuando toca. Innecesario gesto en la reanudación para ver la tercera amarilla de esta fase, que le sacaba de la última jornada de UCL. Todavía más absurda su expulsión, que dio pie, aunque pidiera perdón, a la remontada del PSV. Influyó seriamente, muy a su pesar, en el marcador.

LUKÉBAKIO: 5

Vertical y directo en sus ataques, sirvió un balón perfecto para Sow en el 2-0, que no subiría al marcador. De los pocos capaces de dejar atrás en velocidad a los defensas rivales, le cambiaron cuando parecía que aún podría haber hecho daño a la contra.

EN-NESYRI: 6

Como de costumbre, poderoso por alto, pero fallón en el mano a mano (uno con Benítez habría sido invalidado seguramente por fuera de juego en caso de acabar en la red), su debe. Tras estrellar un cabezazo en el travesaño, se redimió nada más arrancar la segunda mitad, superando al portero visitante en el uno contra uno. Se marchó lastimado.

JUANLU: 2

No sólo no mejoró a Navas, sino que fue un coladero ante las subidas de Vertessen, que le pilló la espalda en el 2-2 y se le marchó en velocidad para asistir en el 2-3 definitivo.

NIANZOU: 4

No aportó seguridad ni siquiera por alto, en teoría su fuerte.

JOAN JORDÁN: 4

Tenía que contener lo que ya estaba desbordado y no acertó.

RAFA MIR: 4

Le toca bailar a menudo con la más 'fea', aunque, para no estar casi nunca invitado al 'baile', tampoco mostró merecer la titularidad. Un disparo mordido a la media vuelta, su única aportación.

ÓLIVER TORRES: s.c.

Apenas tocó un par de balones y no pudo ser, aunque tampoco era previsible, desequilibrante a la postre.

DIEGO ALONSO: 4

Puso un once lógico, pero no fue capaz de sostener a su equipo tras la expulsión de Ocampos. Achacarle que no cambiara al argentino cuando ya había visto una amarilla que le impedía estar contra el Lens, llegando tan pronto la segunda y de manera tan inesperada, no sería justo. Pero revolucionó innecesariamente con el 2-2 a su equipo, obligándolo a cambiar dos veces de dibujo en inferioridad, en busca de un triunfo que se antojaba imposible y que, con 2-0, había celebrado por todo lo alto, dando muestras de la tensión que vive el uruguayo. El exceso de ambición y el desorden generado por aquél, quizás, costaron el último punto que, al menos, confería una mínima opción para soñar.

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