El Burgos y el Málaga jugarán en el nombre del padre y del hijo

El Burgos y el Málaga jugarán en el nombre del padre y del hijo
- César Suárez
César SuárezCésar Suárez3 min lectura
El próximo encuentro del Málaga tiene su morbo. Primero, en el plano deportivo, para ver si el mejor equipo en casa de Europa es capaz de finalizar la racha que le ha llevado a ser el peor de Segunda división como visitante. Y segundo, porque en el plano sentimental, habrá un enfrentamiento familiar el sábado en El Plantío. El entrenador del Burgos es Julián Calero, padre del futbolista del Málaga Iván Calero.

Julián también jugó al fútbol, aunque ha destacado mucho más como técnico. Comenzó su etapa en los banquillos en el Parla, pero su nombre sonó fuerte en el Rayo Vallecano como segundo de Míchel. Luego, también ejercería ese mismo rol de ayudante con Luis Milla en el Al-Jazira y de Julen Lopetegui en el Oporto. Tras salida del actual responsable del Sevilla, Calero se unió a Fernando Hierro como ayudante tanto en el Real Oviedo como en la selección española que disputó el convulso Mundial de Rusia. Entre medias, se hizo cargo del Navalcarnero y posteriormente del Rayo Majadahonda, su último trabajo antes de liderar el proyecto del Burgos.

Y desde ahí, como primer entrenador burgalés, se enfrentará a su hijo. Un Iván que no está gozando de demasiadas oportunidades en el Málaga después de haber superado la grave lesión de rodilla que se produjo hace ahora casi un año. Aunque volvió a saborear las mieles de la titularidad en la penúltima jornada, ante el Tenerife, y mostró un buen nivel, su presencia llegó por la ausencia de Víctor Gómez. Ya con el internacional sub21 de vuelta, el lateral madrileño regresó al banquillo. Y desde ahí, salvo sorpresa, iniciará el encuentro ante el equipo de su padre.

Morbo garantizado durante los 90 minutos en los que desaparecerá la familiaridad paterno-filial. Será la primera vez que ocurra este duelo en categoría profesional, si bien ya se enfrentaron en dos ocasiones con anterioridad. La primera, en juveniles, cuando Iván jugaba en el Atlético de Madrid y Julián entrenaba a chavales del Casarrubuelos; la segunda, en otro derbi entre el Atlético C y el Alcorcón B.

En casa, durante estos días, seguro que reina el buen rollo y los piques. Aunque todos saben, más el padre, que por ahí tira un poco más la victoria del hijo que la suya propia. Habrá que ver quién sonríe más y mejor al término del partido de este sábado.
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