La herencia con la que se encontró a su llegada obligó a
Monchi a realizar una profunda transformación el pasado verano. Utilizó las piezas más codiciadas del plantel, contratadas por él mismo, para hacer caja -
léase Ben Yedder y Sarabia- y llevar a cabo la necesaria revolución. Para ello, además, logró recuperar lo invertido en aquellos jugadores que aún conservaban un buen cartel, como
Promes,
Muriel o
Wöber. Pero, en cambio, tuvo que conformarse con dar salida a préstamo a aquellos futbolistas devaluados y con altas fichas a los que fue imposible colocar de otro modo, lo que afectó directamente a su planificación, pues no sólo no se consiguieron por ellos réditos económicos para sumar a la partida de fichajes, sino que siguen costando un buen pellizco a la entidad.
Este legión de cedidos, la mayor de la historia sevillista, asciende a un total de 12 futbolistas del primer equipo, después de que en enero se sumasen a ellos los canteranos
Pozo, que recaló en el
Mallorca, y
Bryan Gil, en el
Leganés. En el conjunto pepinero, junto al barbateño, hay otros tres sevillistas, pues en el mercado invernal también recaló allí
Amadou, tras ir de más a menos en la primera mitad del curso en el
Norwich, y desde principios de temporada militan en
Butarque Roque Mesa y el meta
Juan Soriano.
También repartidos por LaLiga están
Aleix Vidal (
Alavés),
Corchia (se quedó sin ficha en enero en el
Espanyol) y
Carlos Fernández (G
ranada), mientras que
Gnagnon regresó al
Rennes francés,
Sergio Rico se fue al
PSG y
Kjaer y
Arana al
Atalanta, aunque sin éxito, cambiando ambos de destino en enero para marcharse el danés al
Milan y el brasileño al
Atlético Mineiro, en su caso hasta junio de 2021.
Una larga lista que incluso ha llevado a
Monchi a crear una figura específica dentro de su dirección deportiva para seguir las evoluciones de todos ellos, encarnada por
Julien Escudé. Sin olvidar también a canteranos como
Aburjania, cedido en el
Twente hasta 2021;
Cristian González, en
Rosario Central hasta diciembre tras militar antes en el
Mirandés;
Marc Gual, que cambió el
Girona por el
Castilla en enero; y
Felipe Carballo, quien amplió seis meses más su préstamo en
Nacional de Montevideo.
En total, hasta 16 jugadores repartidos por todo el mundo. Pero a decir verdad, muy pocos tienen opciones de volver, siendo el canterano
Carlos Fernández el único con credenciales para merecer una oportunidad, amén de evaluarse la conveniencia de que
Pozo y
Bryan Gil sigan curtiéndose en otros lares o vuelvan a una plantilla donde apenas dispusieron de minutos esta misma temporada.
Del resto, todos son conscientes de que regresar a
Nervión es una misión poco menos que imposible. La historia, de hecho, así lo demuestra, pues los jugadores que volvieron a vestir la camiseta sevillista tras un préstamo desde que Monchi accedió a su cargo en los albores de este siglo se cuentan con las dos manos, sin demasiado éxito además
La mayoría de estas diez excepciones son canteranos a los que se buscó foguear, para regresar después y gozar de mayor o menor protagonismo, como
Lolo,
Alejandro Alfaro,
Armenteros,
Juan Cala,
Antonio Luna,
Javi Varas o el más reciente caso de
Pozo, siendo por otro lado varios los que volvieron y tuvieron dorsal pero sin llegar a jugar. Es el caso del central
Óscar Rodríguez, que regresó del
Valladolid en el mercado invernal de la 04/05 y permaneció hasta junio sin minutos; el también zaguero
Bernardo Espinosa, que no fue utilizado en media temporada en la 12/13 tras un buen papel el curso anterior en el
Racing, marchándose en enero al
Sporting para no volver más; o
Jesuli, que en el ocaso de su carrera, tras media campaña a préstamo en la
Real Sociedad, arrancó la 07/08 en nómina, si bien volvió a salir cedido al
Tenerife a mitad de curso sin haber jugado ni un partido más como sevillista.
Del mismo modo, también fueron acogidos de nuevo en el seno sevillista tras un préstamo jugadores con los que realmente no se contaba como
Antonio López (06/07) o
De Mul (09/10), continuando tan sólo en
Nervión hasta que se les encontró otra salida. Sí llegaron a jugar testimonialmente otros dos 'foráneos' en similar situación, como
Arouna Koné y
Diogo Figueiras, mientras que el primer cedido que rescató
Monchi fue el asturiano
Fredi, al que recuperó para su primer proyecto en el año 2000, si bien no lo había contratado él. Ejemplos, en definitiva, que certifican la casi nula esperanza de los cedidos.