Hay un tornado suelto por Indian Wells. O eso es lo que parece cada vez que Carlos Alcaraz salta a la pista del primer Masters 1000 del año, pues el jugador murciano está jugando como hace mucho tiempo que no le vemos. Es cierto que la superficie le favorece y se siente muy cómodo, pero aún así la voracidad que muestra, sumadas a la seguridad por ganar por tercer año seguido, hacen que sea un absoluto espectáculo en cada partido. Por ejemplo en octavos de final, donde tenía una papeleta muy complicada en la figura de Grigor Dimitrov, pero no ha dado la más mínima opción.
El búlgaro es uno de los jugadores del circuito a los que mejor se le da hacerle daño, pues en los dos últimos años en las ocasiones en las que se habían medido (2), el triunfo había sido para Grigor, la última de ellas de forma apabullante en el Masters 1000 de Miami del año pasado, privando al español del 'Sunshine Double'. Por eso mismo todo hacía indicar que en la sesión nocturna en el Valle de Coachella íbamos a ver una guerra, pero nada más lejos de la realidad. Ha sido una masacre que solo ha tenido un color.
Como hemos mencionado al de El Palmar le están corriendo mucho el saque y la derecha, algo que se nota más cuando la pista está tan lenta, ya que él es capaz de darle un punto más de picante a cada bola. Contra Dimitrov, que además venía cansado tras una batalla de tres horas frente a Gael Monfils, ha vuelto a demostrarlo, no dándole la más mínima opción y cediendo tan solo dos juegos. Aunque el viento un día más ha querido ser protagonista, más fuerte ha soplado el español.
En 74 minutos de juego ha sido capaz de cerrar un partido casi perfecto, en el que el 6-1 y 6-1 final es una muestra evidente de la superioridad mostrada por el número 3 del mundo y ahora mismo gran favorito al triunfo. Ahora Alcaraz se va a medir a una de las grandes sorpresas de la semana, el argentino Fran Cerúndolo, quien ha sorprendido al noveno cabeza de serie Álex de Miñaur. El sudamericano lleva unos meses irregulares, pero cuando es capaz de encontrar su juego es muy peligroso y lo va a tratar de demostrar con el astro español esta misma noche.