Carlos Alcaraz sobrevive a sí mismo en Wimbledon

Carlos Alcaraz no ha hecho su mejor partido en los octavos de final de Wimbledon contra Andrey Rublev, sin embargo, le ha servido para conseguir una victoria muy trabajada en cuatro sets y certificar sus opciones de pelear por todo

Carlos Alcaraz sobrevive a sí mismo en Wimbledon
Carlos Alcaraz en Wimbledon 2025 - Cordon Press

No siempre hace falta jugar a la perfección para ganar, de hecho Carlos Alcaraz nos está acostumbrando a lo contrario en Wimbledon, jugando mucho más irregular de lo que suele, pero ganando. Así ha conseguido clasificarse a cuartos de final de Wimbledon en un partido muy irregular ante Andrey Rublev. El murciano ha estado a merced del ruso en gran parte del duelo, incapaz de romperle el ritmo intenso y machacón que acostumbra a poner y muy seguro en todo momento. Hasta que en los momentos clave era el español quien daba un paso al frente, lo que le ha servido para certificar la victoria en cuatro sets y colarse en cuartos de final, donde le espera Cameron Norrie,

El ruso salió a la pista crecido, sabedor de que si quería dar la sorpresa tenía que hacer las cosas casi perfectas, y así las hizo. Muy pronto había quebrado el saque de Alcaraz y mandaba con un 4-1 muy merecido. Y es que el actual campeón del torneo era incapaz de entrar al ritmo que proponía su rival. Sin embargo, en una desconexión de 'Rublo'' al saque, con una doble falta cuando no tocaba y dos voleas que no debería fallar un profesional, recuperó la desventaja. Así el duelo se fue al tiebreak, donde Alcaraz lo tuvo en su mano, pero pinchó, viéndose de nuevo obligo a remontar.

Llega a tiempo a la pista central

Una vez más por debajo, sufriendo e incapaz de hacer frente a lo que llegaba desde el otro lado de la pista. Solo tenía un arma que le permitía conseguirlo, el saque. Porque si en las tres primeras rondas se le podía poner un debe era ese, pero en estos octavos ha emergido el nivel de servicios que le llevó a ganar Queen's. Y en los dos siguientes parciales repitió lo mismo. Aún siendo inferior y superado por un intenso Rublev, iba sacando sus turnos de saque con solvencia. Y en ambos casos lo hizo igual, una desconexión del ruso en el octavo y el séptimo juego, respectivamente, le permitió quedarse a un paso de la victoria.

Y no falló. En la cuarta manga comenzó a jugar como lo que es, el mejor jugador de hierba de los últimos años. Derechas perfectas, dejadas, voleas y todo un arsenal al que nos tiene mal acostumbrados. Gracias a ese despliegue de talento ha conseguido otro quiebre a mitad del parcial, y por muy poco no son dos, pues ha gozado de dos bolas para un segundo, pero no ha podido ser. No obstante, tenía en su mano cerrar el duelo con el saque y no ha fallado. No todas las victorias tienen que ser perfectas y esta es una buena muestra de ellos. Además, le sirve para coger confianza de cara a medirse en cuartos de final contra Cameron Norrie este martes.