El calvario que 'retiró' a Lamela: "Cada vez tomaba más cosas; siempre me las ingeniaba para jugar"
El ahora ayudante de Almeyda admite que llegó a 'engancharse' a los antinflamatorios tras su doble operación de cadera en 2017: "Decía '¿cómo voy a jugar ahora a la noche?'. Y jugábamos un derbi. Y digo 'no sé, de alguna manera tengo que jugar'. Ya estaba un poco acostumbrado"

Ya desveló un poco el sufrimiento que le había llevado, en cierta forma, a plantearse una temprana retirada de los terrenos de juego cuando se incorporó al 'staff' de Matías Almeyda a mediados de agosto. "Tengo problemas en las caderas; hace 11 años que comenzaron y, en el 2017, fui operado de ambas, siendo la izquierda la más afectada. Tener dolor, jugar y entrenarme con molestias pasó a ser algo normal en mi día a día. Hace cinco años que tomo pastillas cada partido para poder competir en mejores condiciones", explicaba un apesadumbrado Erik Lamela, que colgó las botas con 33 años tras, precisamente, apurar su carrera a las órdenes del 'Pelado' en el AEK de Atenas.
Ahora, el 'Coco' ha ahondado en la cuestión durante una charla, en la que también ha participado el ex central sevillista y doctor Pablo Alfaro, recogida en @brazaletenegropodcast: "Sí, bueno, tomé mucho. Yo en los últimos cinco años tomé antinflamatorios. Empecé cuando una vez yo hacía impactos y se me inflamaban las articulaciones, porque, cuando llego al Sevilla, eran las dos. Yo tengo las dos caderas operadas desde los 25 años. Y, bueno, me dijeron que iban a empeorar con el tiempo y empeoré, como me dijeron. Me habían dado cuatro años de máximo rendimiento en una liga 'Top'... a los 25. Y, bueno, hice siete en Ligas 'Top' y uno en Grecia. Aguanté más. Conviví con el oficio, hice los planes que me dijeron, tomé las inyecciones que me dijeron. Hice todo, me empecé a cuidar, me cuidaba del todo".
Una 'adicción' al fin abandonada
Tras su retirada, también lo ha hecho de los antinflamatorios: "Ahora, bien. Ahora, desde que dejé de jugar... Habré tomado una vez, que fui a jugar al pádel, porque enseguida estaba molesto, pero intento no tomar. Obviamente, me duele; por eso quiero planificar la operación, pero ahora que dejé de jugar, muchísimo mejor. Sobre todo mentalmente, porque lo que vos decías, yo sentía un poco eso el año pasado. Estaba en la concentración y me giraba en la cama y me pinchaba la cadera. Y no me podía poner ni las medias. Y decía '¿cómo voy a jugar ahora a la noche?'. Y jugábamos un derbi. Y digo 'no sé, de alguna manera tengo que jugar'. Ya estaba un poco acostumbrado. Yo siempre me las ingeniaba y jugaba igual. Cada vez la veía más complicada, cada vez tomaba más cosas. Después, ya tomaba en el calentamiento otra cosa más. Y, al final, en caliente se me iba yendo el dolor. A veces no se me iba del todo; muchas veces, en el último tiempo. Pero era ya más lo mental también que lo físico. Porque mentalmente me mataba a mí".