Fernando Ruiz
Esta es la pregunta que mucho sevillista se habrán hecho hoy tras acabar el partido en el Coliseum Alfonso Pérez, con otra paupérrima imagen de su equipo y esta vez no era el Atlético de Madrid, sino mucho peor, un rival directo por la salvación y que encima, con el gol de Unal en la última jugada, le gana además el 'golaverage' particular que puede decidir un descenso en la última jornada de LaLiga.
¿Hasta cuándo tiene que aguantar el sevillismo? Si fuera por muchos de ellos Jorge Sampaoli no dirigiría el próximo entrenamiento del Sevilla, aprovechando además el parón que se viene ahora en LaLiga. Y no les faltaría razón, pues este equipo, más allá de vivir de los chispazos que ofrece siempre al calor del Ramón Sánchez-Pizjuán, fuera de casa es una mera comparsa a merced del rival. Hoy lo volvió a demostrar, yendo de verdad a por el partido cuando ya iba perdiendo 1-0.
Porque Munir te perdona una vez, por muy ex del Sevilla que sea, pero si le vuelves a dar otro regalo, el internacional marroquí tampoco es tonto y te va a castigar. Pero lo peor es que esos castigos vienen por propia iniciativa del Sevilla, que durante todo el partido de hoy ha estado jugando en el alambre con la salida del balón, insistiendo una y otra vez en hacerlo tocando y tocando a pesar de que la presión del Getafe invitaba a hacerlo en largo.
Quique Sánchez Flores demostró haber tenido más que estudiado a Sampaoli, como también lo demostró Míchel en el Girona-Sevilla, y como seguro hará Sergio González cuando en un par de semanas el Sevilla visite al Cádiz, si es que Jorge Sampaoli es el entrenador... Porque también hay que escuchar a los jugadores. Tras la derrota ante Osasuna ya dejó caer Marcos Acuña que algo no funcionaba, que no entendían ciertas ideas del míster y hoy lo ha vuelto a ratificar Bono.
El portero marroquí, el mejor jugador del Sevilla y siempre cabal, dejó unas palabra cuanto menos llamativas y que deberían servir para que esta directiva actuara, porque no lo dice cualquier, lo dice el hombre que tantas y tantas veces ha salvado a este Sevilla cuando mejor iban las cosas. "Tenemos que encontrar una forma de afrontar y jugar los partidos y agarrarnos a eso. No entrar en una confusión, porque no sabes cómo jugar y dependes de la suerte. Acabas atacando y defendiendo con anarquía si no lo tienes claro. Cada rival cambia, pero veníamos de varios partidos jugando así, sin tener claro lo que hay que hacer. En un club como el Sevilla, cuando los resultados no están, cuesta a nivel emocional y es más difícil. Nos tenemos que juntar, encontrarnos y establecer formas que nos permitan ser competitivos y ganar. Si no, será cosa de la suerte o de alguna genialidad individual". Más claro, el agua.
Parece que el propio Bono ve que este tipo de juego no es el más idóneo para salir de la situación en que se encuentra el Sevilla, donde debe hacer fuerte desde la defensa, un bloque sólido y a partir de ahí construir la victoria que te llevará a estar más cerca de la permanencia. Pero si Sampaoli no es capaz de cambiar su idea y amoldarse a los jugadores que tiene falta de doce jornadas para que acabe LaLiga, ¿lo hará cuando queden seis? Permítanme que lo dude.
Bono se lo está viendo venir, la pregunta es si también lo están viendo desde más arriba, desde donde quizás tuvieron que tomar una decisión tras el 6-1 en el Metropolitano y no se atrevieron a las puertas de los octavos de final de la Europa League. Ahora el calendario da un respiro, pero ¿hasta cuándo Sevilla? No hagan como Sampaoli y esperan a llevarse la bofetada para actuar, un club responsable debe tener amplitud y de miras y adelantarse a lo que parece que está abocado este equipo. Actúen ya.