Matías Almeyda se lo piensa
El 'Efecto Almeyda' se ha diluido y el técnico argentino es consciente de ello; ESTADIO Deportivo ha podido confirmar que en su entorno más próximo existe cierta preocupación por el técnico, al que ya no ven con la fuerza de meses atrás. Intenta que su Sevilla muerda, pero no lo consigue... Y está comenzando a hacer mella en su interior

Matías Almeyda se lo piensa, Matías Almeyda se cansa o, simplemente, Matías Almeyda se plantear abandonar el banquillo del Sevilla. Cualquiera de estos posibles titulares son correctos para encabezar esta noticia y reflejaría a pie juntillas la realidad por la que atraviesa el todavía entrenador del Sevilla Fútbol Club en estas fechas, tan propicias para rodearse de los suyos, hablar y retomar fuerzas cuando éstas empiezan a flaquear.
Esta es la noticia que prácticamente nadie -alguno sí lo hay en la entidad con ciertas dudas sobre el míster- quiere escuchar en el Sánchez-Pizjuán hoy por hoy y que, incluso, negará el propio Almeyda si se le pregunta públicamente en la próxima rueda de prensa. Él mismo, sin ir más lejos, ya se encargó de dejarlo claro hace no demasiado tiempo: "Me quiero quedar tres años en el Sevilla FC". Pero la realidad es la que es y quien firma este artículo sabe de buena tinta que lo que expone en estas líneas es absolutamente verdad. El 'ofendidito' de turno, incluso, se aferrará en redes al manido 'querer desestabilizar de la prensa', pero no. Simplemente es la realidad del momento en Nervión.
De hecho, el entorno más próximo del 'Pelado' Almeyda ya está con la mosca detrás de la oreja y en su staff no descartan que en cualquier momento suene el teléfono y llegue el temido mensaje: 'Se acabó'. Y no hablamos de una destitución, que la posibilidad también está ahí si los resultados siguen siendo los que son. Y es que en el fútbol las leyes están escritas y aunque se confíe ciegamente en el argentino, al final el entrenador siempre es el eslabón más débil cuando no llegan los resultados. En el Sevilla FC saben que la culpa no es del entrenador. Tampoco de Antonio Cordón, pero la plantilla es la que es. El nivel del plantel es muy bajo y el 'Efecto Almeyda' da sensación de haberse diluido.
El discurso de Matías Almeyda, fiel reflejo de su sentir
"No soy ningún payaso de circo”, rajaba Matías Almeyda el pasado fin de semana en sala de prensa, tras haber sido expulsado en el Santiago Bernabéu por Muñiz Ruiz tras sumar una nueva derrota en LaLiga, a pesar de que los suyos no hubieran hecho un mal partido. Pero los resultados son los que son y en la tabla no se escala por sensaciones sobre el campo, sino por puntos. Los resultados hace tiempo que dejaron de acompañar a Almeyda y aquella balsámica victoria al Barcelona allá por el mes de octubre ya se ve demasiado lejana. Un puro espejismo; un oasis en el consabido desierto sevillista.
Desde entonces, seis derrotas, dos victorias y un empate. O lo que es lo mismo, siete puntos de los últimos 27 posibles en LaLiga, amén de una eliminatoria en Copa del Rey, un derbi perdido y unas sensación de que esta plantilla no está sólo falta de carne, sino que no tiene ni tuétano. Es puro hueso.
Creía el albiceleste a comienzos de temporada, cuando le encomendaron esta tarea, que era capaz de sacarle algo de chicha a este grupo, pero se está topando con la cruda realidad del vestuario sevillista. Y eso se nota en su discurso, cada vez más gris, contrariado y ofuscado. No porque no tenga razón en muchas de sus afirmaciones, pues si algo ha demostrado el ‘Pelado’ desde que llegó es que va de frente, pero está tensionado y el día a día del plantel sevillista es cada vez menos ilusionante. Día que pasa, día que se parece más a las últimas temporadas.
Almeyda, compromoteido con el club y muy próximo al presidente
"Es muy simple, tienen micrófonos. Cada partido que jugamos, cuando los entrenadores reclamamos, el reclamo, cuando es con respeto, es válido para mí. Este señor me dijo que estaba cansado de que yo hablara de respeto y por eso me expulsó, porque reclamé una falta en el primer tiempo por la que fui amonestado. Me gustaría que escuchen los audios, porque si no es fácil sacar gente. Yo no soy ningún payaso de ningún circo, tengo mi historia en el fútbol y como hombre. Los hombres dialogan y cuando la falta de humildad supera un diálogo cordial, estamos haciendo del deporte algo autoritario. Me duele decirlo, pero estoy obligado, porque si no queda que me expulsaron porque insulté. Pidan audios. Algún día tendrán que suspender a un árbitro porque dirige mal. Nunca vi que en dos minutos cobren dos penales seguidos. Hoy el arbitraje dirigió muy mal. Felicito al Real Madrid por su victoria y no digo que haya sido beneficiado. El Real Madrid ganó, pero el arbitraje fue muy malo y por eso fui expulsado”, sentenció el contrariado Matías Almeyda en el Bernabéu, tan claro como ofuscado por la situación que afronta su equipo.
No sólo por lo deportivo, sino por todo. Almeyda está muy al tanto de lo que se cuece en el Sánchez-Pizjuán a nivel social y accionarial. Al menos lo intenta, y por eso siguió al dedillo la Junta General de Accionistas. Si hay o no hay venta del club, si pueden llegar nuevos propietarios a la entidad… Almeyda está para y por el Sevilla FC, pero observa que el Sevilla FC está para nada. Y eso le está pasando factura.
Muy cercano al presidente, trata de sacar los dientes y morder, pero al mismo tiempo ve que no hace daño en LaLiga, que no hay colmillo para clavar ni en el campo ni en la competición… Que el de enero será otro mercado en el que el plantel, incluso, se debilitará todavía más… De puertas hacia dentro sabe lo que tiene, a pesar que de cara a la galería le toque defender lo suyo, su Sevilla FC. Un club muy similar al que se encontró como futbolista; una complicada empresa que poco a poco se le esta escapando entre los dedos.

Por todo ello, tal y como ha podido conocer ESTADIO Deportivo, no sería de extrañar que Matías Almeyda acabara finalizando su estancia en Nervión mucho antes de lo esperado. Y no precisamente por una destitución por parte del club, sino porque decida dar el paso al lado y de mutuo acuerdo llegar a la mejor solución para todos. En su staff y en su entorno son conscientes de cómo el míster ha ido frunciendo el ceño a lo largo de estos meses al frente del banquillo sevillista, de ahí que ‘petit comité’, en su círculos de confianza, no duden en exponer su preocupación porque Almeyda decida dar por finiquitada la experiencia en LaLiga.
El mes de enero, clave para Almeyda
Apeado de la Copa del Rey y centrados excluvimente en LaLiga, Matías Almeyda tratará de darle la vuelta a la situación del Sevilla FC como un calcetín. Año nuevo, vida nueva. Y el mes de enero se antoja clave para los intereses sevillistas y los del propio Almeyda. Tanto por el mercado de enero, donde un delantero se antoja perentorio, como por los resultados. Levante, Celta, Elche y Athletic Club lo marcarán todo de cara al futuro. El presente, la noticia, es que Matías Almeyda se lo piensa.