La nota real para Antonio Cordón en el Sevilla
El trabajo del director de fútbol en el mercado merece una nota ajustada a la realidad actual del Sevilla y sin olvidar la obligación de mirar hacia más arriba en cuestión de responsabilidad
Cualquier análisis precisa de un contexto detallado para realizarlo con responsabilidad y ajustarlo a la realidad en su justa medida. Premisa indispensable para juzgar con justicia el trabajo de Antonio Cordón en el recién terminado mercado, pues se corre el riesgo de caer en la superficialidad y señalarle directamente sin atender a las atenuantes.
Lo cierto es que al extremeño lo han mandado a comprar víveres para sobrevivir a una tienda en la que se debía dinero y con la obligación de desprenderse de sus mejores recursos para poder llenar la cesta de la compra con la cartera completamente vacía. Una tesitura que no se corresponde con el estatus que se le presupone al Sevilla, lo que eleva el listón de la presión sin que haya ninguna razón que lo sostenga más allá del peso histórico.
Que sí, que Cordón conocía el túnel en el que aceptaba entrar cuando respondió afirmativamente a los gestores nervionenses más allá de que posiblemente se encontrara un panorama mucho peor del que le dibujaron, y que lo asumió con naturalidad a tenor de sus intervenciones en rueda de prensa. No obstante, este matiz no cambia absolutamente nada la valoración de su labor antes de que el terreno de juego ejerza del único juez que realmente importa.
Con todos los condicionantes y obstáculos que reflejan al ahora nervionense, personalmente me resulta imposible suspender a Antonio Cordón antes de que los resultados a partir del parón me dicten lo contrario, porque con telarañas en los bolsillos ha firmado un total de siete fichajes a coste cero, algunos impensables a tenor de los argumentos económicos con los que llamaba a las puertas de los clubes. Por ejemplo, Batista Mendy, después de disputar más de 3.000 minutos el curso pasado y con un valor de mercado de 10 millones de euros según Transfermarkt, ha aterrizado en Nervión como cedido sin obligación de compra.
Por Vlachodimos pagó 24 millones el verano pasado el Newcastle y ha conseguido su préstamo en condiciones ventajosas, a la par que ha cubierto la petición de experiencia para la zaga de Almeyda con Cardoso y Azpilicueta. Y es que esperar que pudiera traer por Badé o Lukébakio, ventas forzadas, nombres muy atractivos suponía vivir ajeno a la crisis galopante en el club de Eduardo Dato.
Ha apurado máximo para retener a un bastión como Rubén Vargas a pesar de que su traspaso habría aliviado una pizca más el infierno financiero, y quizás cueste comprender lo de Alexis Sánchez, pues apenas existe base suficiente para creer que funcionará ante la ausencia del belga ni como solución para el ataque. No obstante, resulta indiscutible el impacto mediático de su llegada y nunca se sabe con futbolistas que han demostrado tiempo atrás un elevado índice de talento.
Se le podría reprochar que el Betis le haya arrebatado el fichaje de Amrabat de manera flagrante a última hora, pero en este asunto, como en casi todos que han conducido al Sevilla a esta situación, hay que apuntar más arriba, a una directiva que ha provocado que los verdiblancos superen con creces en recursos al Sevilla con una gestión pésima sin justificación alguna.
¿Cordón lo podría haber hecho mejor?. Quizás, pero sin dinero y sin la posibilidad de que le fíen, se marcha de la tienda con una cesta de la compra aceptable para no haberle costado nada.
