Con apenas polémica, Gil Manzano salió airoso de El Gran Derbi

Sigue sin perder un derbi el Real Betis con Jesús Gil Manzano, con quien verdiblancos y nervionenses tienen números parejos en términos globales (12V 6E 12D los heliopolitanos y 10V 7E 10D el Sevilla FC). El extremeño ha pitado, con el de este 12 de noviembre de 2023, cuatro duelos cainitas: el 3-5 del Día de Reyes de 2018, el 1-0 con gol postrero de Joaquín el curso siguiente y el 0-0 del Sánchez-Pizjuán de la 22/23, donde mandó a la caseta antes de tiempo a Miranda por una fea entrada sobre Navas. Ni por asomo ha tenido tanto trabajo este domingo en Nervión, donde las circunstancias y el VAR (estaba al mando de las operaciones Guillermo Cuadra Fernández) le permitieron salir airoso. Poca, casi ninguna, polémica, porque las acciones que podían serlo resultaron bastante claras a la vista de repeticiones, hasta el punto de que apenas fue necesario trazar líneas. Los protagonistas, por tanto, fueron los que deben serlo: los jugadores.

En el primer tiempo, al extremeño apenas se le puede mirar con lupa en dos acciones. La primera es la tarjeta amarilla perdonada a Pedrosa a los cuatro minutos por un plantillazo a Assane Diao. Normalmente, la norma no escrita es indultar al infractor inaugural, siempre que no sea algo grave. En los minutos 15 y 21, los fueras de juego de Guido Rodríguez y En-Nesyri son claros, por lo que estuvo bien anulado el tanto de Bellerín y no se comprobaron las posibles manos dentro del área de Chadi Riad en el marcaje a su compatriota. En el ecuador, no sancionó un empujón leve del '5' heliopolitano a Sow, aunque la tendencia, como ya quedó demostrado en Vigo en el agarrón de Navas a Douvikas, es no señalar lo que se conoce como 'penaltitos'. Las amonestaciones a Miranda y Gudelj no tienen discusión, mientras que el choque entre ambos al borde del descanso no hubo nada. Como quiera que atendió a la salud de los afectados, obró convenientemente.

En el segundo tanto anulado, a Ayoze esta vez, el balón salió notoriamente por la línea de fondo antes del centro atrás de Luiz Henrique. Fue de lo poco digno de revisión en la reanudación, cuando el dombenitense apostó por dejar jugar y dialogar. Se lo pusieron fácil los futbolistas, pues no sólo no hubo acciones dudosas o polémicas, sino que, además, las ganas de ambos de ir a por el gol, unos para empatar y los otros, para hacer el segundo, objetivo común en la recta final con el 1-1, propiciaron que apenas se perdiera tiempo. Encuentro cómodo para el colegiado internacional, que se complicó lo justo y apenas tuvo que llamar la atención en una ocasión a los banquillos. Fue con la deliberación previa al tanto invalidado del primer tiempo, cuando se acercó a decir a Diego Alonso que se lo tomara con calma y le ayudara a realizar su trabajo.