Francisco Salas4 min lecturaCarlos Alcaraz llegaba al Conde de Godó con la vitola de ganador del Masters 1000 de Montecarlo, pero con muy poco descanso, apenas 48 horas después de la final monegasca. Sin embargo, no parecía que fuera a ser un gran lastre ante el nortamerico Ethan Quinn, número 126 del mundo y que venía de la previa. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que el número 3 del mundo hace mucho que no gana un partido sin sufrimiento y hoy no iba a ser diferente. Aún lejos de su mejor nivel, ha sabido agarrarse a la pista en los momentos complicados, para certificar su victoria en dos sets, por 6-1 y 7-6.
De inicio el murciano tenía a su favor que esta pista es una de sus favoritas de todo el circuito, donde ha ganado en dos ocasiones el torneo y dejado grandes momentos. Sin embargo, el año pasado no estuvo y en su retorno tenía enfrente a un joven sin nada que perder y que estaba rodado de la previa. Pero al 'yankee' le pesó el ambiente de la pista Rafa Nadal y lo pasó muy mal sirviendo en el primer juego del partido, aunque al final lo sacó adelante con agonía, levantando hasta tres bolas de rotura.
Sin embargo, fue el nuevo buen momento del de Fresno, porque a partir de ahí Alcaraz puso el ritmo crucero y sin demasiadas florituras, pero evitando fallos innecesarios, consiguió ganar de forma consecutiva los seis juegos seguidos para llevarse la primera manga. Al igual que en Montecarlo, no era el Carlitos efervescente de otras ocasiones, pero lo suficientemente seguro para ganar sin sufrir. Puso la directa hacia el triunfo, más aún cuando certificó una rotura en el primer juego de la segunda manga, algo que sin embargo, fue un espejismo, puesto que aún quedaba mucha guerra.
Quinn, que ya si que no tenía nada que perder, se creció y tras mucho rato desaparecido en combate, reapareció a lo grande para evitar que el de El Palmar confirmara la rotura y dio inicio a un nuevo partido. Y no se quedó ahí, si no que en el siguiente turno al resto volvió a romper, para poner por primera vez en aprietos al español, que cuando ya se veía con la victoria por la vía rápida, se dio cuenta que tocaba sufrir. Aunque se repuso rápido volviendo a poner la igualdad, la misma que rompió en el undécimo juego, quedándose con saque para ganar. Sin embargo, Quinn emergió para empatar y llevar el partido a un muy inesperado 'tiebreak', donde esta vez sí, con sufrimiento y levantando una bola de set en contra, cerró el partido y se se clasificó a los octavos de final, donde le espera el serbio Laslo Djere.