El Sevilla FC sólo piensa en José Bordalás para su banquillo. Así lo confirmó ESTADIO Deportivo el pasado 30 de marzo, tras contar en primicia tres semanas antes que el alicantino volvía a estar en el punto de mira nervionense con fuerza. Ya entonces se dejaba claro en estas páginas que no se habían iniciado aún los contactos, a la espera de que tanto los nervionenses como el Getafe CF certificaran su permanencia en Primera división, como así ha ocurrido ya. Al cierre de esta edición, los sondeos han continuado para recalcar cada parte a la contraria que el interés mutuo sigue en pie, por lo que solamente queda marcar los tiempos en cada casa. De un lado, el míster de 61 años ha comunicado ya su decisión de marcharse al presidente azulón, Ángel Torres, que confiaba en poder retenerle, al menos, el año de contrato que le queda y que, incluso, habló de planificación conjunta de la 25/26, si bien ya mira alternativas en el mercado.
El que más gusta en tierras madrileñas es Fabio Celestini, actual entrenador del Basilea, que decidirá en breve el próximo paso en su carrera, que podría pasar por el regreso a la que fue su casa como futbolista. Como ya se adelantaba también en ED, la cláusula liberatoria en el contrato hasta 2026 de Bordalás habla de "un grande" para rescindir sin indemnización alguna, quedando claro para el protagonista que sería su criterio el que imperase (no es lógico que Barça, Real Madrid o Atlético acudieran en su busca, aparte de que en su círculo se le atribuye que "para Pepe el Sevilla FC sería siempre un grande aunque fuera colista". Es la oportunidad que esperaba para dar un giro a su trayectoria, tras, al menos, dos intentos frustrados de dirigir en Nervión. Ahora, su nombre genera un amplio consenso entre los consejeros, con Del Nido Carrasco y José Castro a la cabeza. Incluso, varios opositores lo ven también el técnico ideal.
La semana que viene, ya con LaLiga finiquitada, se activarán las conversaciones, con el ex del Valencia CF marchándose del Getafe CF y acordando su vinculación con el Sevilla FC, que no está ni mucho menos apalabrada. Salario aparte, el levantino pedirá un contrato por tres temporadas (un 2+1 podría contentar a ambos) y ciertas garantías de que el proyecto, más allá de las limitaciones monetarias que ya conoce, va a ser relativamente ambicioso. Se trazarán líneas rojas y se procurará un pacto si es factible, pero, como han comunicado a varios agentes e intermediarios que mueven a sus pupilos, en Eduardo Dato están ahora mismo "centrados sólo en Bordalás". Desde algunos medios se encartaba a Imanol Alguacil, pero su entorno descarta no ya contactos, sino mero interés. Obviamente, se pondrán encima de la mesa opciones B, C y D (por ahora, el vasco no está entre ellas) por si no fuera posible arreglar con el alicantino.
En Nervión quieren aclarar antes de cerrar al nuevo entrenador el futuro de Víctor Orta, que no está ni mucho menos claro, pese a tener un año más de contrato. Al madrileño, de continuar, le gustaría otro perfil de entrenador, si bien su poder ejecutivo, al igual que ha ocurrido con Del Nido Carrasco, ha sido recortado. Se necesitan varios beneplácitos entre los que forman el órgano de gobierno y el comité de dirección para apostar por alguien en concreto... y ahora mismo únicamente José Bordalás convence a las suficientes personas a esa altura de los rangos. Cerrado no está, hay que insistir en este aspecto, pero sí debe quedar claro, globosondas más o menos intencionados aparte, que no se trabajará en otro preparador para la 25/26 mientras no se deseche la vía principal.