Primera plusvalía de la historia, no llegó a debutar en partido oficial y unió para siempre a Betis y Fiorentina
Torbjörn Jonsson, fichado por un millón de pesetas y revendido por diez a los toscanos, permitió a los verdiblancos comprar en propiedad el Estadio de Heliópolis, desde entonces Benito Villamarín

Aunque esta secuencia de dos partidos de semifinales de la Conference League constituyen el primer cruce oficial entre el Real Betis y la ACF Fiorentina, heliopolitanos y toscanos se vieron las caras en dos amistosos contemporáneos (en 2014, durante un partido de presentación en La Palmera con Joaquín Sánchez y el futuro fichaje Cristiano Piccini en sus filas, y 2022) y en otros dos más remotos, allá por 1961. Estos últimos formaron parte de un acuerdo harto beneficioso para los hispalenses, fruto de la primera gran plusvalía de su historia cuando ese término ni siquiera estaba de moda. Y es que un centrocampista internacional sueco, reclutado en enero de 1960, iba a formar parte indirectamente de un movimiento comercial e institucional harto recordado, amén de unir para siempre a verdiblancos y violas.

Se trata de Torbjörn Jonsson, fichado por un millón de pesetas del Norrköping y que ya impresionó en el primer amistoso que jugó ante la UD Las Palmas, provocando dos penaltis y anotando uno. Sin embargo, la RFEF rechazó su inscripción al tener ya la escuadra adiestrada por Fernando Daucik dos extranjeros (el máximo permitido), el paraguayo Ángel Antonio Berni y el argentino Alfredo Rojas, amén de varios nacionalizados como Heliodoro Castaño, Janos Kuszmann o Juan Dorronsoro 'Xanín'. Pese a que se presentaron varios recursos, no fue posible el debut oficial del de Ljusne, por lo que el siguiente verano sería traspasado por diez millones de pesetas a la Fiorentina, que incluyó en el trato los citados dos partidos.
Con los nueve millones de la antigua divisa española de beneficio, el Real Betis completó la compra del antiguo Stadium de la Exposición, conocido ya como Municipal de Heliópolis y rebautizado desde el año siguiente como Estadio Benito Villamarín en un acto celebrado el 12 de agosto de 1961, que contó con la presencia del alcalde de Sevilla, Mariano Pérez de Ayala, y el cardenal José María Bueno Monreal, tras el que tuvo lugar un encuentro ganado por los anfitriones por 3-2, con goles de Yanko Daucik, Luis Aragonés (recién reclutado del filial del Real Madrid, el Plus Ultra, antesala del Castilla) y Martín Esperanza, anotando los tantos italianos el citando Jonsson y Dell'Angelo.
Ya el 21 de diciembre de 1961, el equipo verdiblanco viajó a Italia para medirse en el 'Comunale di Firenze' al conjunto viola, vigente campeón de la Coppa transalpina y la de Recopa de Europa. En la devolución de visita a la Fiorentina, segundo desplazamiento al país de la 'La Bota' tras el de 1935 a Milán para medirse con la Ambrosiana-Inter, recuerda el querido Manolo Rodríguez, también ganaron los béticos, incluso con más autoridad pese al frío y la niebla: 0-3 (doblete de Luis Aragonés y uno de Senekowitsch).